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diciembre 14, 2020

Una inmersión en nuestra historia: El rol transformador del mar en el Perú

Crédito: Andre Baertschi
¿Cómo se beneficiaron del mar los antiguos peruanos? ¿Cuándo se empezaron a diseñar las primeras tecnologías pesqueras que hoy son tradición? ¿Cómo impacto el mar en la cosmovisión de las comunidades precolombinas? Estas fueron algunas de las preguntas resueltas por un grupo de expertos que expusieron sobre la conexión entre el mar peruano y nuestra identidad en el evento virtual “La pesca en el antiguo Perú: Naturaleza y Cultura en el ámbito marino”, organizado por Oceana.

 

La tradición pesquera peruana se origina hace más de 15 000 años, en el Pacífico Sur y ha estado presente cuando surgieron y se expandieron sociedades complejas en la costa, como los Tumpis y Tallanes en el norte y los Chiribayas en Moquegua y Tacna. Evidencias concretas se han obtenido en las investigaciones en campo que viene desarrollando en 10 sitios arqueológicos en la zona de Huanchaco, Trujillo.

Uno de esos puntos ha sido Gramalote, dónde se ubicó una comunidad de pescadores de hasta 500 personas entre 1500 a 2000 A.C. “Esta sociedad basó su dieta en la explotación del consumo de tiburón, dónde se han encontrado 16 000 restos de tiburones, entre vertebras y dientes, que sugieren que tuvieron una pesca organizada y efectiva en su momento para explotar estos recursos por su abundante carne”, explicó Gabriel Prieto, profesor asistente de Antropología en la Universidad de Florida.

El consumo de estas especies no solo causa una relación económica y subsistencia, agregó Prieto, sino también se volvieron parte de la cosmovisión, por ejemplo, se han encontrado dijes en sus tumbas.

Muchas de las técnicas de pesca ancestrales aún subsisten hoy en día en la pesca de tiburones . Así, el caballito de totora se originó alrededor de 1500 A.C. para presumiblemente capturar tiburones y otros recursos. “Si bien no tenían la misma forma que los caballitos actuales, posiblemente se parecían a las balsas que se ven hoy en el lago Titicaca. Creemos que en Gramalote se empleaba la técnica del lazo que aún se usa en Polinesia, ya que no encontramos rastros de anzuelos”, explicó el especialista.

Rocío López de la Lama, Investigadora PhD (c) de la Universidad de British Columbia, por su parte resaltó los beneficios no materiales generados por la pesca como las experiencias y capacidades que se han desarrollado en torno a nuestra relación con la naturaleza, siendo un modo de vida milenario hasta el día de hoy vigente.

“Hacia unos 15 000 años se inició la recolección de moluscos y posteriormente también se empezaron a utilizar implementos como trampas y anzuelos, redes rústicas y pesca desde la orilla para luego empezarse a usar embarcaciones”, dijo.

De la Lama también enfatizó en el uso de redes de algodón como uno de los más desarrollados en el norte chico del Perú, ya que ayudó a incrementar el volumen de capturas, principalmente sardinas y anchoveta, por ser recursos abundantes.

Entre las habilidades pesqueras desarrolladas hace miles de años se encuentra la producción y almacenamiento de harina de pescado, el secado de recursos como anchoveta y sardina en Cerro Azul,provincia de Cañete.

Por otro lado, entre los mitos y rituales destacó la valoración que los antiguos peruanos dieron al mullo, nombre prehispánico del Spondylus, debido a que culturas como la Chimú creían que tenía poderes espirituales, esto los llevó a emprender viajes en la costa del Pacífico para adquirir este recurso en otras zonas como el actual Ecuador.

“La pesca artesanal actual tiene un legado de 15 000 años de interacción, pero actualmente al no protegerse y manejarse de forma adecuada esta actividad, estamos perdiendo parte quienes somos los peruanos”, dijo.

En la misma línea, Nicola Espinosa, investigadora asistente del Centro de Investigación de la Universidad Pacífico, recordó que la actividad pesquera no se limita al mar sino en diferentes momentos que van desde la preparación de la faena hasta la comercialización de la pesca, por lo que existe toda una organización social y espacial alrededor de esta actividad.

Espinosa, quien ha estudiado el uso de la balsilla, un emblema de la pesca artesanal en Perú, relató que esta embarcación se usaba desde épocas precolombinas como un anexo de la balsa de Guayaquil, nave mucho más grande compuesta por troncos con hasta 8 metros de largo y tres niveles. “La balsilla se usaba para transportar objetos del mar a la balsa de Guayaquil y también para pescar en zonas de peñascos de difícil acceso”, expuso.

Varias de las características de esta balsilla aún subsisten en la actualidad en caletas como La Tortuga, en la costa norte.

“La balsilla antepasada tenía tres palos, siendo el del medio más largo, con la proa con rebajada para surcar el mar. La balsilla actual usada en la tortuga tiene 5 troncos puede medir hasta tres metros de largo con un bloque de madera al centro, el bogadero, usado para las técnicas de navegación, así como la vela o cantuta ausente en la precolombina”, detalló.

Actualmente, la balsilla es un patrimonio cultural del país e incluso un atractivo turístico. Esto, va de la mano con una fuerte organización social ante la invasión de naves de mayor escala a la zona exclusiva para la pesca artesanal.