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diciembre 2, 2016

Segunda temporada de pesca de anchoveta 2016 marcada por alta incidencia de juveniles

BY: Oceana

Pesca de anchoveta
Andina

Hasta el momento se han cerrado 24 zonas de pesca, pues algunos puertos han presentado hasta 97% de juveniles. Aunque las normas para reducir descartes están siendo efectivas, se debe fijar límites globales de captura de juveniles en cada temporada.

¿Cuántos juveniles más estamos dispuestos a pescar? Es la gran interrogante que surge al evaluar las descargas de la segunda temporada de pesca de anchoveta 2016 tras 15 días de faenas, que alcanzan la quinta parte de la cuota de 2 millones de toneladas métricas otorgada por el Ministerio de la Producción (PRODUCE).

Oceana ha realizado un balance de la actual temporada de pesca en base a la información del Instituto del Mar del Perú (IMARPE), el cual confirma las previsiones de una alta incidencia de juveniles como un reto para el manejo de la pesquería de una sola especie más grande del mundo.  

Situación previsible

 

Así, al 28 de noviembre se habrían descargado 380,591 toneladas de anchoveta, lo que representa alrededor del 19% de la cuota, pero la escasez de cardúmenes grandes y la elevada cantidad de juveniles ha obligado al Gobierno a disponer hasta 24 cierres preventivos hasta el momento. Puertos como Chimbote y Huacho han presentado altos índices de juveniles, con un máximo de 97% en este último al 24 de noviembre.

Aunque la cantidad de juveniles estimado en el crucero de evaluación previo a la apertura de la temporada (86% en número y 49% en biomasa) es una señal de recuperación, se requiere que gran parte de los juveniles sobrevivan a las faenas de pesca, para llegar a crecer y reproducirse con miras a una próxima temporada el 2017.

Incluso si tomamos como referencia el límite máximo de tolerancia de juveniles del 10% de individuos por descarga, esto significa entre 200,000 y 230,000 toneladas de juveniles (incluyendo descartes no reportados). Valor que representa un potencial riesgo para la recuperación del recurso. Su sobrevivencia es conveniente, pues implicaría entre 700,000 y un millón de toneladas de biomasa adulta al inicio de la siguiente temporada.

Los cierres preventivos dictaminados por PRODUCE han ayudado a amortiguar el impacto sobre la fracción de juveniles. Sin embargo, es necesario que IMARPE presente recomendaciones específicas acerca del volumen de juveniles que puede ser extraído del total de la cuota sin comprometer la recuperación del recurso.

Cierres y transparencia

 

Los cierres de grandes zonas de pesca en periodos que se extienden hasta por 5 días, reflejan una oportuna reacción del Gobierno, pero esto conlleva a una reducción de las descargas, por lo que en el escenario más optimista se podría alcanzar el 50% de la cuota antes del final del año.

El gran desafío para el sector es desacoplar ambas variables: descarga y presencia de juveniles, para mejorar los rendimientos económicos (los juveniles dificultan las operaciones de pesca, tienen menor contenido graso, etc.). Así como asegurar la base biológica que sostiene el modelo de negocio actual.

De otro lado, la disposición del gobierno a compartir información es destacable, pero aún se tiene que trabajar intensamente para mejorar el acceso a la información que sustenta las disposiciones legales. Hasta la fecha, informes claves no han sido publicados en los portales de las entidades involucradas, como sucede con el reporte de la situación del stock norte-centro al 01 de noviembre de 2016.  Mención aparte merece IMARPE por sus continuos reportes de desembarques y reproducción a lo largo de la costa y la Dirección General de Supervisión y Fiscalización de PRODUCE que difunde Boletines de Pesca, una práctica muy importante para mejorar la transparencia y el acceso a la información.

En ese sentido, se debe mejorar la difusión de la información técnica (biológica, social y económica) sobre la cual se basan las decisiones de pesca, así como propiciar el diálogo con los pescadores, labor que debe ser liderada por PRODUCE y el sector privado.

En síntesis, la perspectiva es poco optimista tanto desde el punto de vista social como económico, pues deja abierta la posibilidad de un cierre temprano de la temporada con la finalidad de reducir la captura de juveniles y mejorar las posibilidades de tener una exitosa y abundante primera temporada de pesca el próximo año.

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