En solo dos siglos, el ser humano está llevando a la extinción a grupo de especies que ha habitado la Tierra durante millones de años.
Los tiburones son considerados “fósiles vivientes”, debido a que no han necesitado evolucionar tan rápido. Aunque se ha diversificado mucho y hoy existen tiburones de todos los tipos y tamaños, mantienen muchos de los rasgos de sus antecesores más antiguos. Los tiburones han sobrevivido a lo largo de millones de años, manteniendo su lugar de depredador tope, primordial para mantener la salud de los océanos. Sin embargo, en la actualidad, estos animales están enfrentando a un enemigo distinto y muy fuerte: el ser humano.
Ya sea que se los cace por sus aletas o carne, por temor o por considerarlo una competencia, el ser humano está acelerando la extinción de los tiburones
Las cifras son espeluznantes. De acuerdo a las investigaciones, a escala mundial, cada año son capturados al menos 100 millones de tiburones. Lo peor de todo es que ni siquiera la mayoría está destinada a la alimentación, sino que casi la mitad es descartada como desperdicio de otras pesquerías y, en muchos casos, únicamente se conservan las aletas y los regresan al mar para dejarlos morir, el llamado aleteo.
Esto afecta a las poblaciones de tiburones a nivel mundial. Las especies más afectadas son la tintorera o tiburón azul (Prionace glauca) y el marrajo azul o tiburón diamante (Isurus oxyrinchus), ambas especies de amplia distribución oceánica y presentes en el mar peruano.
“Si nos fijamos en la tintorera y el marrajo, quizás sea esta segunda especie la más vulnerable, por su menor número de crías, maduración tardía y crecimiento más lento, con respecto a la primera”, indicó el investigador Gonzalo Mucientes Sandoval, del Centro Tecnológico del Mar de Vigo (España), según informó la agencia Sims.
Esto ha llevado a que una cuarta parte de las especies de tiburones estén en amenaza de extinción: su baja tasa de fecundidad, un largo periodo de gestación y su longevidad. Un ejemplo clarísimo que evidencia su vulnerabilidad es el tiburón aleta de cartón (Carcharhinus plumbeus), que habita en el Golfo de México, el cual llega a la madurez a los 16 años, etapa en la cual ya puede reproducirse.
Remediación vía leyes
Existen iniciativas para frenar la sobrepesca del tiburón y el aleteo en países como Chile o Estados Unidos, donde endureciendo las penas se está buscando generar consciencia. En el Perú existe un Plan Nacional de Acción para la Conservación de los tiburones y rayas, y se ha prohibido el desembarque de aletas sueltas de tiburón.
Pero también hay casos como el mexicano, donde las regulaciones a la pesca están logrando salvaguardar la subsistencia de no solo los tiburones, sino también de las rayas, otra especie afectada en demasía por la depredación humana.
Impacto en la naturaleza
La sobrepesca está teniendo impacto en el medio ambiente. Recientes estudios han arrojado que el declive de la población de tiburones está afectando el ecosistema de los arrecifes de coral.
Mark Meekan, del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, alertó que la desaparición de los tiburones ha causado que especies depredadoras pequeñas, como los peces emperadores o los besugos, aumenten, con la consecuente desaparición de animales cuya función es limpiar de algas los arrecifes y permitir que los corales se regeneren.
“Los arrecifes coralinos afrontan un futuro incierto, pero aún se puede hacer algo para proteger a los tiburones”, alertó el científico australiano a la ABC, tras sugerir que se creen reservas marinas. Este estudio fue realizado en los atolones situados a unos 300 kilómetros al noroeste de Australia y donde los pescadores indonesios han mermado considerablemente el número de tiburones.