Gigantes del reino marino - Oceana Peru
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julio 26, 2024

Gigantes del reino marino

Crédito: Tomas Kotouc

Conocer un poco más sobre las ballenas azules y jorobadas es clave para garantizar su coexistencia con los humanos, puesto que, en la actualidad, estos gigantes marinos enfrentan amenazas como la colisión con grandes embarcaciones e ingesta de residuos plásticos.

Con distintas características en cuanto a apariencia y comportamiento, las ballenas azules y jorobadas son los animales vivos más imponentes de la fauna marina. Estos son algunos datos curiosos sobre ambas especies.

La ballena azul

Habita todos los océanos del mundo excepto el Ártico porque prefiere aguas cálidas. Sin embargo, en verano migra hacia aguas polares para alimentarse. A veces nada en pequeños grupos, pero es más frecuente observarla sola o en parejas. ¿Qué más se sabe sobre esta especie?

Crédito: Ajit S. N.

Pesada y única

Indiscutiblemente, la ballena azul seguirá siendo el animal más pesado de la historia. En 2023, Perú presentó al mundo los fósiles de Perucetus colossus, que, según los científicos, hasta el momento era el animal más pesado, con aproximadamente 200 toneladas. Sin embargo, este año, investigadores de la Universidad de California en Davis y del Instituto Smithsonian desmintieron tal versión, señalando que hubo un error en el cálculo del peso real del cetáceo y que hubiera llegado a 60 o 70 toneladas. De no haber más evidencias en el futuro, ninguna especie quitará del podio a la ballena azul con sus 190 toneladas como el animal más pesado del planeta.

Canto variado

Si bien los cantos de las ballenas azules tienen el volumen más alto del reino animal, se distinguen según algunos factores. La transmisión cultural entre generaciones es uno de ellos, puesto que los animales aprenden lo más importante para sobrevivir. En ese sentido, las ballenas azules inculcan la comunicación vocal de generación en generación. Otro factor es la diversidad dentro del canto. En momentos de alimentación, cantan más bajo, mientras que en períodos de reproducción y competencia cantan más alto.

Dieta

Las ballenas azules comen plancton, peces y pequeños crustáceos llamados kril. Pueden llegar a comer hasta 6 toneladas de kril al día.

Cambio de ritmo

La velocidad de nado de una ballena azul es de 2 metros por segundo. A este ritmo, no consume tanta energía y es suficiente para migrar largas distancias con muy poco esfuerzo. En cambio, cuando nada con velocidad alta, puede alcanzar hasta los 48 kilómetros por hora.

¿Azules o grises?

Las ballenas “azules” en realidad son de color gris. Cuando se sumergen bajo la superficie, su piel refleja el azul del agua. Por esta razón aparentan ser del color que les da nombre.

La ballena jorobada

Crédito: Luciana C. Funes

La ballena jorobada recorre grandes distancias cada año y tiene una de las migraciones más largas del reino animal. Anualmente, atraviesa el mar peruano en su ruta de la Antártida a aguas cálidas, que les sirven para reproducirse. Esta travesía implica una distancia de aproximadamente 8 mil kilómetros.

Estuvieron a punto de desaparecer

La caza de ballenas jorobadas empezó en 1790. Su grasa era empleada para las máquinas industriales, mientras que sus barbas tenían usos similares al del plástico moderno. En el siglo pasado, se calcula que más de 215 mil ballenas jorobadas fueron cazadas en el hemisferio sur y otras 29 mil en el Pacífico norte.

Conservación

En 1985 se prohibió la caza de ballenas a nivel mundial. Desde entonces la cantidad de ballenas jorobadas dejó de ser un tema crítico. Actualmente, se estima que existen alrededor de 20,000 individuos (algunos especialistas hablan de 30,000). Sin embargo, enfrentan otros riesgos como las colisiones con barcos y la ingesta de residuos plásticos.

Acrobáticas

La ballena jorobada puede saltar del agua, dar una vuelta hacia atrás y sumergirse nuevamente, elevándose hasta 20 metros por encima del agua. También golpea la superficie con su cola o le pega al agua con sus aletas. Por ello, es considerada la ballena más acrobática de todas.

Avistamiento

En Perú, observar la migración de las ballenas jorobadas es posible entre julio y octubre. En ese periodo, regresan de la Antártida, donde ya se han alimentado, y se las puede ver nadando y dando saltos. De hecho, el avistamiento de esta especie es un atractivo turístico para los destinos costeros de Piura y Tumbes.

¿Cómo cazan?

Las ballenas jorobadas tienen un rasgo distintivo al cazar: exhalan redes de burbujas debajo de los cardúmenes para acorralarlos y luego salen del agua para comerlos de un bocado. Un ejemplo de sincronización y trabajo en equipo. Esta forma de cazar las distingue de las ballenas azules, que se alimentan de kril bajo el agua.

Crédito: Tory Kallman

Gigantes en riesgo

Las colisiones de las ballenas azules y ballenas jorobadas con grandes embarcaciones y la ingesta de residuos plásticos son un reto de conservación a nivel mundial. Existe una relación significativa entre la velocidad de los buques y la probabilidad de impacto letal para estas especies. La frecuencia de los choques ha aumentado en los últimos años debido al incremento del tráfico marítimo. Hoy se estima que más de 100 mil barcos cargueros circulan por los océanos y que para 2050 esta cifra aumentará en 1,200%. Según World Wildlife Found, en Perú se encuentra una de las zonas críticas de colisión. De hecho, la costa peruana es una región importante para las ballenas azules y ballenas jorobadas, cuyos movimientos migratorios se cruzan con muchos barcos.

Respecto a la ingesta de residuos plásticos, las ballenas azules y ballenas jorobadas son vulnerables a la exposición a estos elementos nocivos a través del consumo directo de agua de mar y de la absorción indirecta de sus presas. La contaminación por plásticos afecta a tales especies por medio del enredo, la ingesta y la degradación del hábitat. Los estudios han confirmado que los microplásticos pueden presentar una serie de impactos potenciales sobre la salud de los cetáceos, actuando como vectores de patógenos o contaminantes químicos. Según la revista científica Nature Comunications, las ballenas podrían estar comiendo más de 10 millones de microplásticos al día.