agosto 19, 2025
La Dorsal de Nasca: el mundo oculto de la cordillera submarina
BY: Oceana
Aunque somos un país con una vasta costa, todavía sabemos muy poco sobre nuestro propio mar. Un ejemplo claro es la Dorsal de Nasca, una cadena de montañas submarinas tan rica en especies únicas como poco explorada.
“Hay un desconocimiento ‘grave’ del mar argentino”, comenta Mariana Cassini, coordinadora del Proyecto Patagonia Azul, en El País, a propósito del furor que han causado las transmisiones en vivo de las expediciones submarinas del CONICET y el Schmidt Ocean Institute. Las imágenes, llenas de criaturas sorprendentes y paisajes marinos nunca vistos, han atrapado a miles de personas frente a sus pantallas y han despertado una nueva curiosidad por la vida submarina.
En el Perú ocurre algo similar: aunque somos un país con una vasta costa, todavía sabemos muy poco sobre nuestro propio mar. Un ejemplo claro es la Dorsal de Nasca, una cadena de montañas submarinas tan rica en especies únicas como poco explorada. Este lugar, protegido por ley pero aún vulnerable, es refugio de peces, corales de aguas profundas y criaturas que parecen de otro planeta, pero enfrenta la amenaza constante de la pesca industrial.
¿Qué es la Dorsal de Nasca?
La Reserva Nacional Dorsal de Nasca es la primera área natural protegida exclusivamente marina del Perú. Se ubica a unos 105 kilómetros de la costa de Ica y se extiende hasta las 200 millas del dominio marítimo. Con una superficie de más de 62 mil km², es la mayor área protegida del país. Su protagonista es una cadena de montañas submarinas de origen volcánico, formada hace unos 30 millones de años, es parte del sistema Dorsal de Nasca–Salas y Gómez. Estas estructuras recorren más de 4 000 kilómetros del Pacífico Sur y, a diferencia de otras cordilleras marinas, se encuentran a grandes profundidades. Su relieve, marcado por fosas, cañones, terrazas, cuevas y cráteres, crea hábitats únicos que albergan una biodiversidad excepcional.
En el papel, el propósito de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca es conservar ecosistemas marinos frágiles y poco explorados, además de abrir oportunidades para la investigación científica. Con ella, además, el Perú buscaba avanzar en metas globales como el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y las Metas de Aichi, que proponen conservar al menos el 10 % de las áreas marinas, así como dar cumplimiento a compromisos adquiridos en foros como Our Ocean y a iniciativas regionales como el Protocolo para la Conservación de Áreas Marinas Protegidas del Pacífico Sudeste. Sin embargo, en la práctica, la reserva sigue siendo un área protegida solo en nombre: en su interior continúan las actividades de pesca industrial, en contra de la legislación peruana, y hoy se registra incluso más actividad pesquera de este tipo que antes de su creación.
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Los ecosistemas marinos
La Dorsal de Nasca constituye un importante hábitat marino en el Pacífico suroriental. Su ubicación remota ha favorecido la presencia de una biodiversidad notable: en algunos grupos de especies, cerca de la mitad son endémicas, es decir, no existen en ningún otro lugar del planeta. En estas montañas submarinas habitan tiburones, peces espada y otras especies pelágicas que encuentran allí zonas clave para alimentarse. En la región se han identificado 82 especies en riesgo de extinción, que incluyen grandes tiburones, rayas y corales de aguas profundas.
La Dorsal es una cadena de montañas submarinas formada por actividad volcánica hace millones de años. Su origen está relacionado con un punto caliente —una zona del manto terrestre donde el magma asciende— ubicado cerca de la actual isla Salas y Gómez, en el Pacífico suroriental. A medida que la placa de Nazca se ha desplazado lentamente hacia el noreste, este punto caliente fue creando nuevos montes submarinos, dejando una especie de “rastro” geológico que se puede leer como un calendario natural: en el extremo occidental, las formaciones tienen apenas unos 2 millones de años, mientras que en el extremo noreste superan los 27 millones.
La profundidad de estos montes varía a lo largo de la dorsal. Algunos, en la parte occidental, se elevan hasta quedar a pocos metros de la superficie del mar, mientras que otros, hacia el noreste, se hunden más de 3.000 metros bajo el agua. Cerca del punto donde la Dorsal de Nasca se une con la de Salas y Gómez, hay montes más someros que apenas quedan a unos cientos de metros de profundidad. Muchos de ellos son antiguos atolones de coral sumergidos, con estructuras todavía reconocibles, como arrecifes de barrera y franja ahora hundidos.
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La amenaza de la pesca industrial
La Dorsal de Nasca es uno de los ecosistemas marinos más valiosos del Perú. En la zona se han registrado 1.116 especies, de las cuales cerca del 41 % de los peces y el 46 % de los invertebrados son endémicos. Treinta de estas especies están en peligro o en estado vulnerable, como la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la tortuga dorso de cuero (Dermochelys coriacea). También es un corredor clave para especies migratorias como la ballena jorobada. Estas características convierten a la Dorsal de Nasca en un área prioritaria para la conservación, motivo por el que fue declarada Reserva Nacional en 2021. Sin embargo, el decreto supremo que la creó incluyó disposiciones que permiten la pesca industrial dentro de sus límites, incluso la captura de bacalao de profundidad.
Diversos especialistas han señalado que esta autorización contradice la Ley de Áreas Naturales Protegidas y su reglamento, que prohíben actividades extractivas de gran escala en estos espacios. El abogado César Ipenza advierte que esta decisión no solo vulnera el marco legal, sino que sienta un precedente que podría abrir la puerta a la pesca industrial en otras áreas protegidas como la Reserva Nacional de Paracas, el Mar Tropical de Grau o las Islas Guaneras. La controversia se agrava porque la pesca industrial —especialmente atunera, realizada en gran parte por flotas ecuatorianas, así como operaciones sobre jurel y caballa— emplea métodos no selectivos, generando una alta captura incidental de especies amenazadas.
Ante ello, más de veinte organizaciones y sesenta expertos en biología marina, conservación y gestión pesquera han rechazado de manera categórica la pesca industrial en la Dorsal de Nasca, advirtiendo que los permisos de pesca no confieren derechos absolutos sobre un patrimonio que pertenece a todos los peruanos. La protección real de la Dorsal de Nasca no es solo un compromiso legal e internacional: es una condición indispensable para garantizar la vida de sus ecosistemas y la de quienes dependen de ellos.
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