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noviembre 25, 2024

Colisiones con embarcaciones: los accidentes en el mar de los que poco se habla

BY: Oceana

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Crédito: Shutterstock

Ante el aumento del tráfico marítimo de los últimos años, y las ambiciosas proyecciones de crecimiento, urgen medidas para evitar las colisiones entre barcos y animales, ya que, sean letales o no, estas ponen en riesgo la biodiversidad de los océanos del mundo.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la flota mercante mundial ha duplicado su tamaño en 16 años y, a la fecha, existen más de 100 mil barcos que transportan mercancías en todo el mundo, recorriendo rutas como Shanghái-Seattle, Shanghái-Portland, Shanghái-Los Ángeles, Shanghái-Miami, Shanghái-Róterdam y Shanghái-Santos. Cabe señalar que Perú entrará a la lista de rutas marítimas más importantes a nivel mundial con la inauguración del megapuerto de Chancay. Se estima que el tránsito en el mar representa más del 80% del comercio global y, con tal cifra, resulta imposible que la industria naviera no genere un impacto sobre la biodiversidad marina.

Los impactos y las evidencias

Los estudios confirman que al menos 75 especies marinas: ballenas, delfines, marsopas, dugongos, manatíes, tiburones ballena, tiburones, focas, nutrias, tortugas, pingüinos y peces, son afectadas por las colisiones con embarcaciones. Sin embargo, puesto que la mayoría de las publicaciones científicas se han enfocado en los efectos de las interacciones entre grandes buques y cetáceos, se tiene un mayor registro de colisiones por parte de estos. Es así como aparecen como primeros en la lista de especies afectadas las ballenas azules, grises, de Bryde, francas australes, francas glaciales, jorobadas, los cachalotes y rorcuales comunes.

Si se hace referencia a las especies más pequeñas, lo que dificulta la recolección de evidencia de colisiones mortales es que estas tienen una menor flotabilidad, sus cadáveres se hunden rápidamente. Incluso si flotasen, rápidamente se convierten en presa de carroñeros o se descomponen antes de llegar a la orilla. Es así como, en menor medida, también se ha documentado que animales de menor tamaño como el pez luna, el pingüino de Magallanes, la tortuga golfina, la tortuga de dorso plano, la nutria marina, la foca de Groenlandia, la foca peletera, el león marino de Steller, el tiburón blanco, la marsopa espinosa, la marsopa sin aleta, el delfín rosado de Hong Kong, el delfín del Infopacífico, el delfín de Commerson, el delfín de Heaviside y el delfín girador son vulnerables a dichos accidentes.

Heridas en el mar

Las consecuencias de las colisiones entre barcos y animales marinos pueden ser inmediatas y a largo plazo, es decir, la reducción de su integridad con el transcurso del tiempo. Las lesiones incluyen cortes externos y cercenamiento de la cola o las aletas, las cuales son provocadas por el contacto con una hélice giratoria. Además, las lesiones por objeto contundente se producen al impactar con la proa, el casco, la quilla o el timón.

Entre los tipos de daño a las especies, se puede mencionar extirpación de la capa epitelial de la piel, hemorragias, desgarro de la piel y fracturas óseas o craneales. El dolor, estrés y los estados psicológicos asociados a una colisión se manifiestan en los animales heridos. Cabe resaltar que el daño a su integridad se relaciona directamente con el tipo, la gravedad y duración de una lesión.

Pese a que aún no se conocen exactamente los efectos adversos a largo plazo de las colisiones para los animales, se han encontrado deficiencias locomotoras en algunos de ellos. Estas alteraciones se deben a lesiones en las aletas caudales y aletas e impiden una búsqueda eficaz de alimento. Las heridas abiertas y fracturas óseas aumentan el gasto energético de las especies para el mantenimiento corporal y reducen sus fuerzas para el crecimiento y la reproducción.

¿Cómo mitigar las colisiones?

Las medidas de mitigación del riesgo de colisión dependen de la zona geográfica, el tipo de embarcación y las especies objetivo. Las más adoptadas son la reducción de la velocidad del buque o el cambio de rutas para alejarse de las zonas donde las especies se desplazan. Por otra parte, los sistemas de información incorporados en los buques alertan a los tripulantes el ingreso a un área con presencia de animales expuestos a colisiones.

En el contexto peruano, el Gobierno tiene la responsabilidad de identificar las rutas migratorias de las especies de nuestro mar para asegurarse de protegerlas. Las estrategias de mitigación son posibles con voluntad política y las experiencias de otros países así lo demuestran. La Organización Marítima Internacional (OMI) adoptó la Zona a evitar (ATBA, por sus siglas en inglés Area to be Avoided) en Costa Rica para reducir la cantidad de buques y proteger a las ballenas jorobadas. En el golfo de Panamá, se implementó un Esquema de Separación del Tráfico (TSS, por sus siglas en inglés Traffic Separation Scheme) para mitigar el riesgo de colisión entre ballenas jorobadas y barcos.

Con el funcionamiento del megapuerto de Chancay, nuestro país tiene el reto de adoptar las medidas de mitigación adecuadas para evitar que el alto tráfico de buques afecte a especies marinas como ballenas y delfines. Se recibirán a los barcos más grandes del mundo, con capacidad para transportar hasta 18 mil contenedores, cuyo recorrido atravesará la ruta de la ballena jorobada y ballena azul, así como de múltiples especies marinas locales. ¿Qué medidas se tomaron ante esta amenaza potencial? Solo el tiempo indicará si la biodiversidad del mar peruano está en juego.