La demanda de aletas de tiburón en China es el principal impulsor del comercio ilegal de esta especie en todo el mundo. ¿Por qué Ecuador tiene que ver con el hecho de que Perú sea el importador ilegal número 1? Alicia Kuroiwa, directora de Hábitats y Especies Amenazadas de Oceana Perú, lo explica.
La costa peruana y los pescadores artesanales viven una crisis: el tráfico ilegal de tiburones. Nuestro país es uno de los principales exportadores de aletas de tiburón a nivel mundial, pero gran parte de lo que exportamos no es de origen peruano. Esta especie llega ilegalmente desde Ecuador, y desde aquí se exporta principalmente a China. Esta crisis ha generado una sobreoferta en el mercado local que impacta en la economía sostenible y digna que el pescador peruano merece. Alicia Kuroiwa, bióloga e investigadora de este caso desde Oceana Perú, nos lo explica en profundidad.
El bolsillo de los pescadores peruanos
“Imagínate que en el 2021 –explica la científica–, hubo una sobre importación de aletas de tiburón en el Perú. En total, de las 400 toneladas que exportamos a China, 300 eran ecuatorianas y solo 100 peruanas”.
Un plato de sopa de aleta de tiburón en un restaurante de Hong Kong puede alcanzar los 200 dólares americanos, y los comerciantes gastronómicos asiáticos están dispuestos a pagar hasta 1000 dólares por un kilo de aletas.
En contraste con Ecuador, explica Alicia Kuroiwa, en el Perú sí se permite la pesca dirigida de tiburones, pero con pocas regulaciones.
Sin embargo, “la sobreoferta de aletas de tiburón en el mercado ha reducido dramáticamente los ingresos de los pescadores artesanales, quienes ahora reciben entre 8 y 10 soles por kilo de aletas, en comparación con los 50 a 80 soles que solían recibir. Esta situación es similar al competir en el mercado con una gran pesquera ilegal sin que las autoridades como el Ministerio de Producción, por ejemplo, tomen acción”.
Mirar las olas pasar
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) ha restringido el comercio internacional de algunas especies de tiburón, sin embargo aún no existe un plan de acción con autoridades binacionales, y tampoco existen consecuencias legales ni penales para quienes la cometen. Esta pasividad permitirá que este delito siga viajando de América a Asia, y haciendo más grande una crisis que afecta los bolsillos de los pescadores artesanales peruanos.
“El tráfico ilegal de tiburones es un problema ambiental y económico. Es una amenaza para la seguridad alimentaria y la supervivencia de las comunidades pesqueras en el Perú. Es necesario fortalecer la implementación de las medidas de conservación y mejorar la trazabilidad de los productos pesqueros, especialmente para evitar la entrada de productos de origen ilegal al mercado nacional”, dice Alicia de Oceana Perú.
Desde Oceana Perú, seguimos luchando por la sostenibilidad de los océanos y las especies que los habitan, con el objetivo de concientizar sobre el tráfico de tiburón y presionar a los gobiernos que apliquen las regulaciones y restricciones adecuadas.
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